En la finca Bajo Hondo del señor David Villarroel pasamos una semana espectacular con una familia muy amable y atenta, hermosos paisajes y balnearios espectaculares, la plaga y el calor no faltaron pero es parte del misterio del llano en invierno, una carretera infernal que alargaba muchísimo el viaje pero la cerveza bien fría lo hizo más ameno. La pesca era buena para la época, en un día de caza tempranito y después de un aguacero el Jou Miguelito y su Servidor nos encontramos con un puma enorme, el pobre niño se asusto mucho pero le di toda la protección necesaria y con un disparo al aire lo ahuyente, el Miguelito venía agarrado de mi mano mientras el color le iba volviendo a los labios, y sin correr para no estimularlo a atacar pero al final no paso de un susto y ahora un cuento para Miguelito contar…