Toda una odisea este viaje, primero por el tiempo que teníamos sin salir lo cual creaba cierta desesperación por caerle al monte y segundo que las condiciones no eran las mejores, el verano esta atacando fuerte con temperaturas cercanas a los 40ºc, y un sol implacable. Cuadramos un viaje de pesca a la represa de Potrerito, sector Mata Redonda, a pocos minutos de Valle de la Pascua, sabíamos por experiencia que ahí había pavón pero solo pegaban con carnada viva así que el día viernes decidimos sacar algunas pechas (peces pequeños para carnada), encontar una laguna con agua fue dificil, recorrimos muchos lugares hasta que por fin encontramos una, solo fueron necesarios 2 lances para atrapar mas de 100, así llego el sábado, algunas llamadas tempranas para cuadrar eventualidades hasta que llegaron las 6 p.m. Iván Salazar (Malone) y su servidor conformamos el equipo, llegamos a potrerito antes de las 8 p.m. bebimos café, conversamos un rato y para las 8:30 estábamos arreglándonos, a las 9 p.m. estábamos en el monte siguiendo viejos caminos en una montaña mermada por la sequía, la quema y la deforestación, en mis años de adolescencia andaba por estos lugares pero no se parecía en nada a lo que recordaba, los conejos no se hicieron esperar, habían muchos, los encontrábamos de a 3 y 4 juntos pero esa no era la presa, buscamos algo más grande, cunaguaros y cachicamos también aparecieron en un camino relativamente fácil, encontrábamos algunos charcos de aguas putrefactas con ganado muerto y podrido en sus orillas sin rastro del preciado venado, potrero tras potrero caminábamos y las espinas de cují hacían de las suyas en los brazos y la cara, Malone llevaba la peor parte por que caminaba detrás de mí, las 12 a.m. en mi reloj y decidimos volver pero no por donde entramos, había un camino que parecía abandonado y poco transitado, apoyados en mi GPS lo tomamos, parecía prometedor, cambié la munición por que no había venados y los conejos iban a pagar las fallas pero estos también se perdieron, a pocos kilómetros el camino cambió de manera radical, empinados cerros que nos hacían doblar para subir, profundas zanjas para escalar y saltar, cujíes con espinas que parecían puñales y un calor infernal, a pesar que era de madrugada la ropa se empapaba con el sudor y la sangre hervía en una caminata de esas donde la entrepierna echa candela y el corazón se siente en los pies, la 1 a.m.y algunos minutos cuando llegamos a la casa, descansamos un poco, nos hidratamos y decidimos volver a salir, supuestamente cerca y rápido, dejamos casi todo, hasta el agua, solo llevamos escopeta y linterna, recorrimos la orilla de la represa con sigilo, Malone ya estaba muy irritado de la entrepierna y casi que abandona pero un verdadero Jou no se entrega, detrás de una torre de alta tensión encontré una pequeña manada de chiguires donde la mayoría eran crías, la dirección del viento me dejó en una posición muy precaria, una planicie abierta y limpia donde los animales me podían ver, aproveche la linterna para acercarme furtivamente pero no quise arriesgarme así que decidí disparar desde un poco más de 100 mt. Apunte al más grande con una munición remington especial para la distancia, el culatazo fue impresionante los animalitos corrieron por todas partes, las pequeñas crías desaparecieron con sus madres, observé como uno de ellos quedo en la orilla dando vueltas, recargue la escopeta y un segundo disparo en la nuca lo dejó sin vida, sácalo Malone! Y entre risas y felicitaciones vimos el reloj 4 a.m. en una caminata que sería corta, para la casa a esperar que amanezca, salieron los potes y en cuanto aclaró le caímos al agua solo las guabinas estaban de humor pero es que la represa esta crítica, muy seca, pero pasamos un buen rato divirtiéndonos con los peces, así decidimos volver a la Pascua antes del medio día, para dormir y descansar de un fin de semana sin comparación…